Todo se construye dos veces
así que espero aquí
sentado con ansias que llegues,
soñando con tu piel de seda,
imaginándote ahora,
casi pudiendo olerte.
Desde aquí camino hacia ti
dorado y negro,
hacia ti, aunque quieto esté,
como ceniza liviana,
esfumada, por el viento solar.
Puedo sentir el romo borde de tu caricia ya,
del filo de una estrella lejana perdida,
y degustar tu brillo cual manjar exquisito,
aquí yo, desde ya, tus labios
desde siempre.
Los espacios oscuros y vacios se llenan con luz
dorado y negro, sobre un plano de silencio
al menos desde aquí aun.
Pero no dudes que llenaras mi piel,
hoy desnuda y melancólica por momentos,
de besos y polvo de estrellas transformado en caricias.
La voluntad,
a cada paso de no ir más allá
de los linderos de este camino,
me llevará finalmente a ti.
Para ti que disipas la noche,
oh Agni!
que como tu que me sumerjo en aguas profundas,
sacrifica este yo y libera la esencia.
A cada paso una caricia al camino
que es como tu piel tiempo,
tan suave como la de Beatriz.
Agacha tu cabeza ahora y entonces
dos veces,
una en mi mente, mi corazón
y otra reflejada en los espejos de la carne.